jueves, 31 de diciembre de 2015


 poema XIV de 'Nocturno y premeditado'


Estoy aquí a tu orilla, silbando alegremente,
abriendo las manos a tu calor de tierra.
Yo no sé más ni me proyecto más lejos.
Regreso de todas partes y todos los caminos son míos.
Abandono y robo equipajes, lloro a veces
cuando el olvido llega a destiempo o no acude a su cita.
Por más que huya o insista siempre llego aquí,
a tu lugar común, a tu estrella solitaria,
a este encuentro de miradas de vigía alerta.

Pero hoy tú: en ti creo y florezco de ti,
tú levantas ciertos días de ansia luminosa,
ciertas olas de claridad inmediata.
Hoy no veo más allá; me arremolino
por arrastrarte en una canción sonriente,
por mecerte en notas que te sepan a mi piel,
a mi presencia viva que tú convocas.

De mi estancia amable o amarga sabrás por mis manos,
por ti misma , por la fruta que arrebates al invierno.

Hoy por ti piso firme el tiempo que transcurre,
pliego mis alas y descanso sobre tu paz,
y no sé de nada que se te parezca,
por completo puro de ti,
poblándome de ti completamente.


                              ~ ~  o o o  ~ ~   

Un poema de amor para despedir el año. Muchas felicidades a todos.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

HOMENAJE A CESAR VALLEJO.



  HOMENAJE A CESAR VALLEJO.

    El inca Vallejo, que se nos murió

    de su hambre telescópica de platos distantes
    poética y soturna, revelación y desgarro,
    de luz de arañas entre los zapatos
    y nubes alveolares con voz secreta
    desclavada a gritos por el animal hombre,
    por el hombre humano, el hermano hombre.

    El cholo Vallejo, qué grande,
    a penas duras dejó cadáver.
    Pero su ataúd de palabras,
    esencialmente montaña,
    se desarrolla en cordilleras
    y salas hipóstilas que sustentan planetas.

    César, no sé si sabes, todos aquí
    jugamos a escondernos y nadie se encuentra,
    y nadie se inquieta y nadie ríe,
    y el juego sigue y sigue inaplazado,
    aburridamente entre ceros minerales.

   Y se nos ha caído Dios con estrépito de hombre
   y las ideas con silencios de tinta,
   tú, que tan fieramente nos amaste,
   tú, el tan tigremente apesadumbrado,
   tú, que para nacer apagaste estrellas
   y lo hacías uña a uña gravemente
   con lápices sangrantes y segmentos de sombra
   sobreviviendo a la velocidad astral del vino,
   a la hambre larga y el perdón injustificado
   y las siete pasiones sin quiebra ni espuma.

   Porque eras cholo tierra feraz de la tierra
   y tratabas tú a tú cárcel y escombros  
   disolviendo germen alado en racimos,
   en luceros emboscados y en cisnes sucedidos.

   ¡Ay de tanto que se pierde
   cuando tan sin remedio llega tu silencio!
   ¡Ay de nosotros en la lucha
   y ay de Dios enfermo!

   Sigue el llanto,
   sigue ahora en aguacero.

   Sean estos versos destilados
   hasta el azeótropo mi tributo
   y sea tu quintaesencia mi brindis,
   doceavamente repetido.

Félix Molina.